Saludos

¡¡¡Felíz Año nuevo!!! Que a pesar de todo, este nuevo año venga con muchas más lindas anécdotas y buen humor.

Semillita

Esta es una anécdota de mi Tío Elías Carcer de Realicó La Pampa. Yo no se si será cierta pero si es así, los productores agropecuarios de aquella época no deben haber estado muy contentos con lo que sucedió.
El Contaba que en cierta oportunidad recibió una semilla un tanto rara traída de Italia, que al momento se le ocurrió sembrarla en su quinta que tenía detrás de la casa. A los pocos días del sembrado ya había nacido una plantita que con dedicación cuidaba y regaba todos los días. Les había dicho a sus allegados que no le tocaran ni maltrataran su plantita porque si no se las tenían que ver con el. La planta fue creciendo sin parar, hasta que se transformó en un gran arbusto bien redondo pero ya no tan verde, sino que parecía secarse. Pero una tarde vino -como era costumbre por aquella época- un gran viento que arrancó el arbusto de la quinta y este rodando se fue pegado al lado del alambrado hasta perderse de la vista de su dueño. Es así entonces y como lo afirmaba una y otra vez mi tío, el de esta forma, había sembrado el cardo “Ruso” en la República Argentina.

Gerar.

Al oido

Hubo en Parera, hasta hace unos pocos años, una "dinastía" de lecheros de apellido Benedit que repartían leche en el pueblo. Primero lo hacían con el clásico carro y luego en camioneta durante una pila de años. El fundador de esta "dinastía" fue el Sr. Beltrán Benedit, mas conocido como el vasco Petán, el cual como se dice, murió al pie del cañón ya que falleció precisamente haciendo el reparto de leche.
En una época había venido a jugar al fútbol para el club Sportivo Pampeano un arquero de Mendoza muy afecto a los chistes y las bromas, algunas de ellas bastante pesadas.
Un día, aprovechando la ingenuidad del vasco, viéndolo con su carro le dijo:
-Don Petán ¿No me deja que le diga al caballo una cosa al oído?
Y este le respondió:
-¿Y para que coño quieres hablar con el animal?
-Nada Don Petán, solo quiero decirle una cosa.
-Y bueno hombre, dile nomás.
Esta persona se acercó, hizo como que le hablaba y le metió un cigarrillo encendido en la oreja al pobre caballo, este, desesperado salió como alma que lleva el diablo perdiendo los tachos de leche en la "arrancada" y el vasco le gritaba:
-¡¡¡Bestia!!! ¿Qué le has dicho para que corra de esa manera?
-Una pavada Don Petán, le dije que se le había muerto la madre.
-Pues ahora lo alcanzas y le dices que es mentira ¡¡¡Anda hombre que me rompe todo el carro!!!

Adrián.

Equivocación

Dicen que esto sucedió (dicen nada más) en un pueblo del sur de Córdoba. Fue poco tiempo después de un campeonato mundial en el que los jueces de línea dejaron de lado la clásica casaca negra y empezaron a usar unas que sobre fondo negro tenían pequeños cuadros de colores. El caso es que se estaba por disputar el clásico local y a último momento descubrieron que las casacas de los líneas, cuyos cuadros eran de color amarillo, se parecían demasiado a las camisetas del equipo visitante. Luego de una consulta con los capitanes se decidió jugar igual aduciendo que eran "casi" todos conocidos y ante cualquier duda privaría el conocimiento de las caras antes que nada. Todo se desarrolló en forma normal hasta que en una jugada desafortunada se lesionó el marcador de punta del equipo local y casi sin calentamiento previo entró el suplente que estaba a préstamo y no era del pueblo. Rápidamente se reanudó el juego y al momento, el cinco visitante metió un pase en profundidad, picó el puntero y en forma simultanea salió corriendo el juez de línea por el lado de afuera de la línea de cal, el número dos y capitán del equipo local le gritó al recién ingresado: -¡¡¡corrélo¡¡¡ Este se volcó sobre su sector, y confundido por los colores, cruzó en forma terrible al juez de línea dejándolo tirado contra el alambrado y sin saber que le había sucedido.

Adrián.

La muerte del bambi

Nos contaba el Sr. Ricardo Ferrero, un gran narrador de anécdotas ya fallecido, que en una ocasión allá por los los años sesenta, le compró a su hija Lilia un bambi de tamaño casi natural de peluche que era simplemente una preciosura y del cual Lilia estaba totalmente enamorada, ya que aparte de la calidad del mismo, en esa época no eran muchas las niñas que tenían semejante juguete.
El caso es que los días pasaban y Lilia no daba muestras de aburrirse de su "bambi" con el que, en el campo donde vivían, pasaba la mayor parte del día jugando. Pero una tardecita su madre la llamó de apuro para cambiarse e ir al pueblo y el pobre bambi quedo solo detras de los gallineros, dando inicio así al cruel final de su vida. Avanzada la madrugada del día siguiente don Ricardo sintió un alboroto de gallinas y previendo un posible ataque al gallinero de algún zorro o comadreja, salió al patio de atrás medio dormido pero con la linterna en una mano y la escopeta calibre 16 cargada en la otra, damos por descontado que la linterna no sería un dechado de luminosidad, ya que al ver el bulto y el brillo de los ojos del bambi, con un certero disparo acabó con la corta vida de este "bicho" que murió en un amasijo de estopa.

Fuga

La última vez que viaje a Huinca, escuche una anécdota cortita que contaba mi mamá y comentaba que la misma la relataba siempre mi tío Hugo Viano de Parera.
La primera parte de esta historia le ha pasado a mas de uno, lo oí más de una vez y doy fe que a mi mismo me pasó y es la fuga del loro “doméstico” con una ocasional bandada de loros que pasa por el lugar. En mi caso el loro tenía el “aro” muy cerca de una planta de mora donde paraban los demás, y por descuido, las alas no muy bien cortadas. La segunda parte quizás no me sucedió porque mi loro no “hablaba”.
Cuentan que el señor Tomás Rodríguez tenía un loro que había criado desde pichoncito. El loro había aprendido todas las cosas que se les enseñan a este tipo de mascotas, “echar la pata”, “hablar”, “Silbar”, “Silbar la marcha peronista” -No se las preferencias políticas que tenía el Señor Tomás pero he visto que varios loros hacían esto, solo lo pongo como dato anecdótico- Pero un día ante el descuido de su dueño, quien sabe porque, quizás por instinto, decidió abandonar su hogar para irse con sus hermanos loros. La tristeza que ocasionó la fuga del pájaro con el tiempo pasó y solo quedó en el recuerdo.
Cierto día Rodríguez estaba realizando tareas de mantenimiento en su molino subido en la parte mas alta, de pronto a una distancia moderada de el, aparece una gran bandada de loros que aminora la marcha, de repente se separa uno de los demás, se le acerca a un par de metros y ante la mirada atónita del señor, el loro le dice: -Chau, Tomás!

Gerar.

"El andarín alemán"

Una nueva historia en la sección Leyendas.

Perro Guía.

Nos cuentan amigos de Realicó que en su pueblo y hace ya un tiempo vivía un paisano con fama de exagerado que se dedicaba a la caza de liebres, pero eso si, únicamente con perros. Tenía un galgo que -según comentaba- era lejos lo mas hábil que había visto en su vida para, precisamente, la caza de la liebre. El galgo este ya tenía unos cuantos años, pero no por eso dejaba de rendir sus frutos, y el viejo entregaba regularmente entre 30 y 40 liebres todas las semanas. Pero un triste día llegó con la noticia de que el famoso animal, debido a un accidente, se había quedado ciego y a partir de allí pasó un tiempo largo entregando no más de 15 liebres por semana. Esto sucedió durante un largo período, pero una semana se revirtió la situación y el viejo apareció no solo con 55 liebres sino con el cuento de que su famoso galgo estaba trabajando "a full". ¿ Qué había sucedido? ¿ Algún buen veterinario? ¿ Alguna cura milagrosa? Nada de eso, según explico el hombre, solamente sentido común y muchos años trabajando con perros. Le había amaestrado un cuzquito y se lo ató al lomo del galgo para que fuera su perro guía.

Adrián.

"Pichirlisqui" Testa

Quiero aclarar que para publicar estas cosas tuve el atrevimiento de pedirle permiso a la hija de la persona que hoy vamos a recordar. ¡¡¡gracias Miche!!!

Tuvimos en Parera a un personaje -lamentablemente desaparecido hace unos años- sobre el cual no nos alcanzarían las horas del día para contar la cantidad de anécdotas, cuentos y dichos que este señor nos dejó. El se llamaba Dardo Testa y tenía un apodo por el cual todos lo conocíamos "Pichirlisqui"(que con el tiempo derivo solo en "pichi") dicen que el origen de este apodo fue en una reunión que un grupo de vecinos tuviera en una oportunidad con un gobernador de La Pampa, para solicitar fondos para la reparación del mástil de la plaza. Llegado cierto momento, "Pichi" pidió la palabra y en alusión al mástil le dijo al gobernador usando esos términos que nunca supimos de donde los sacaba: -A nosotros lo que mas nos interesa es reparar el “pichirlisqui” ese del medio de la plaza...

Acá va una selección de esos dichos insólitos:

-Sacando pecho como peludo arriba de la heladera.
-Contento como chico con zapatillas negras.
-Mas difícil que jugar "al jedrez" a lo oscuro.
-Contento como chancho arriba del molino.
-A los cabezazos como chimango en el ropero.
-Serenito como tero en paracaídas.
-Desubicado como roseta en el pupo.


En una oportunidad estando en Mendoza y al ver en una finca una enorme cantidad de duraznos comentó: -tendríamos que llevar uno o dos cajones a Parera así hacemos dulce de membrillo.
Mientras se hablaba de comidas al paso, el dijo: -a mi lo que mas me gusta es cortar un buen pan, ponerle queso y dulce de membrillo y hacerme flor de chorizan?
Un día llego al bar diciendo:
-¡Cómo estoy de lleno! que manera de comer…
-¿Qué comiste? -le preguntaron.
-Adivinen, dijo empieza con " F" -Y los demás empezaron:
-Fideos.
-No.
Filet.
-No.
Fugaza.
-No.
-¿Qué es entonces?
-filanesas.
Lo dejamos ahí pero, hay miles más.

Adrián.