Un armadito
Que el amigo Carlos Aimar es una gran persona lo dice todo el pueblo, que es un admirador de todo lo gauchesco y tradicional también pero en algunos temas de actualidad se le ''escapa la tortuga ''.
Esto quedó demostrado en ocasión de unas carreras en el hipódromo de Huinca Renancó, mas precisamente en el bar del mismo. Mientras Carlos y sus amigos se en contraban en una mesa tomando unas copas, cerca de ellos y apoyado en la barra se encontraba un joven con signos evidentes de que lo que estaba fumando no era precisamente tabaco, ya que sus ojos por momentos perdían la coordinación en forma increible. Todos menos el habían notado su presencia y en momentos en que el joven se empezaba a armar un segundo ''porro'' uno de los amigos le dijo: -Carlitos, mira. Y Carlos, todavía sin entender se levantó, fue hasta el joven, y empezó a palmearlo diciendo: -Ahí tienen, para que no digan que la juventud no sigue los viejos ejemplos, ¡Así me gusta carajo!, joven y fumando armado, ¡esos son hombres!
Adrián.
Esto quedó demostrado en ocasión de unas carreras en el hipódromo de Huinca Renancó, mas precisamente en el bar del mismo. Mientras Carlos y sus amigos se en contraban en una mesa tomando unas copas, cerca de ellos y apoyado en la barra se encontraba un joven con signos evidentes de que lo que estaba fumando no era precisamente tabaco, ya que sus ojos por momentos perdían la coordinación en forma increible. Todos menos el habían notado su presencia y en momentos en que el joven se empezaba a armar un segundo ''porro'' uno de los amigos le dijo: -Carlitos, mira. Y Carlos, todavía sin entender se levantó, fue hasta el joven, y empezó a palmearlo diciendo: -Ahí tienen, para que no digan que la juventud no sigue los viejos ejemplos, ¡Así me gusta carajo!, joven y fumando armado, ¡esos son hombres!
Adrián.