Cosa de Pueblo

Gracias por visitar el blog! Intentamos desde aquí, realizar una modesta recopilación de anécdotas, relatos, historias de nuestros pueblos y sus incomparables personajes, que desde pequeños hasta hoy, seguimos oyendo y nos causan tanta gracia. Si querés participar con tu recuerdo, envia un mail a: materialdepueblo@yahoo.com.ar Nota: Pedimos disculpas si alguien se siente ofendido por los relatos y/o nombres vertidos en este blog, no es nuestra intención. Gracias por su comprensión.

martes, septiembre 26, 2006

La dedicatoria del "Chefa"


Décadas atrás, Las noches de Boxeo en El Club Santa Paula de Huinca Renancó eran realmente imperdibles. Por ese escenario, pasaron boxeadores de la talla de “Falucho” Laciar, “Chupete” Messa , Figueroa, por mencionar solo algunos ya que la lista es realmente interminable.
Cierta noche, en una de las primeras peleas (antes de la popular de fondo), lo tenían a maltraer al boxeador local “Chefa” Lucero, el muchacho estaba cobrando fiero, su entrenador, a los gritos le repetía sin cesar: -¡Entre, reciba y salga!, ¡Entre reciba y salga! tratando, con sus indicaciones, de sacarlo un poco de escena para que no siguiera recibiendo tremenda paliza. Al sonido de la campana del quinto round el “Chefa” mal trecho y tambaleante se dirige a la esquina para poder recuperarse, y al sentarse alcanza a divisar un objeto (Según el) similar a un micrófono y -sin dudarlo y al instante- tira una dedicatoria: -Bueno, esta pelea se la dedico a mi vieja y a mi hermano que me están mirando… Y del costado se escucha: -¡Escupí bolu…, que esto es un embudo!

Gerar.

sábado, septiembre 23, 2006

¡Que varillazo!

Esta historia "sucedió" hace ya unos cuantos años, en la zona rural de Quetrequen (La Pampa) y los protagonistas (según los vecinos) fueron Pedro y Santiago Paulizzi.
Eran épocas en que todas las tareas rurales ya sea arada, siembra, cosechas etc. se hacían con tracción a sangre, por lo que, en todas las chacras había una cierta cantidad de caballos para ser utilizados para estos fines. Estos animales que de por si son muy inteligentes, a veces se ponían "mañeros" y dificultaban el agarrarlos para colocarles los aperos y otras veces los Dueños -dicho sea de paso- eran -por decirlo de alguna manera- de “pocas pulgas” y por que no también un poco herejes para con estos "nobles brutos".
En esta ocasión cuentan que a estos Señores, un caballo los había echo renegar en demasía ya que se dejaba agarrar, pero en cuando iban a colocarle la anteojera simplemente pegaba un cabezazo hacia atrás y disparaba hacia otro rincón del corral, donde esperaba para repetir la maniobra una y otra vez. En una ocasión Pedro, cansado de estas historias le dijo a Santiago: -vos amagale a poner la anteojera que yo voy a agarrar una varilla (de las de alambrado) y en cuanto pegue el cabezazo le voy a pegar semejante varillazo que le voy a sacar las mañas. Cuando Santiago se disponía a proceder como habían acordado, el animal pega el consabido cabezazo y Pedro cerró los ojos juntando así mas fuerza para descargar el castigo, el caballo fue mas veloz que su brazo y el tremendo varillazo dió en la frente de Santiago, que cayó "redondito" al suelo en medio de la polvareda levantada en el corral. Pedro esperó a que su hermano reaccionara mientras pensaba en que forma disculparse, de lo que creía seria una "bronca" tremenda de su hermano para con el, pero este al enderezarse todavía mareado simplemente comentó:
-¡mi Dios! ¡ que patadón me pegó el caballo!

Adrián Barrio

miércoles, septiembre 20, 2006

Que "Grand Habilite"


Nos cuenta el amigo Mario Hernández, -nativo de La Maruja pero ya adoptado como nuestro- que en sus pagos y hace varios años vivía un estanciero cuyo nombre no viene al caso, que tenia una hija criada entre peones y gente de a caballo que era, digamos, un poquito demasiado "rustica".
Un día el padre decide mandarla con unos amigos por casi un año a Francia para que se puliera un poco. Todo funcionó sin grandes dramas, y cuando esta joven regresó a la estancia era realmente otra persona y quizás un poco agrandada, usaba en sus conversaciones palabras en francés lo que al viejo capataz que la conocía de niña, aparte de no entenderle un pito, no le causaba ninguna gracia.
En una ocasión en que salieron los dos a caballo, la joven, a diferencia de otras veces, montó de costado, esto bastó para que al capataz (que la prefería como era anteriormente) se le fuera el humor. En el momento en que pasaban cerca de una cueva, sale corriendo un hurón, que espanta al caballo de la joven, ella pierde el equilibrio y como venía sentada de costado, se comienza a inclinar para atrás sin poder sujetarse de nada, en esa posición su pollera le ofrece al capataz un espectáculo que el viejo mira con mucha atención pero sin inmutarse; la joven, viendo que era inevitable el golpe, alcanza a darse vuelta en el aire y con gran habilidad y destreza, dada por su costumbre a cabalgar, cae parada con el cabestro en la mano; al terminar de acomodarse lo mira al viejo capataz y usando su medio francés le dice: -¿vio que "grand habilite”?
Y el viejo sin entender le contesta: -la vi, la vi, pero acá a eso le decimos CONC…

Adrián Barrio.

miércoles, septiembre 13, 2006

¿Con marionetas a mi?


Este es otro de esos casos "verídicos" de nuestro pueblo.
Allá por el año 1978 llegó a la zona de San Marcelo, (y digo llegó por que apareció, simplemente un día en el campo del Sr. Armando Rodríguez) una persona que con el tiempo averiguaron se llamaba Jacinto Suárez. Era este hombre una excelentísima persona y muy obediente en su trabajo, pero, (como decimos en esta zona) no tenía todos los patitos en fila.
Cada tanto lo traían al pueblo algún fin de semana y tenía por costumbre "colarse" en cualquier fiesta que encontraba; de las que por supuesto nadie lo corría por ser muy conocido y tener un excelente comportamiento. En una oportunidad lo dejaron en la esquina de la Asociación Española de Socorros Mutuos y al ver movimiento en el salón entro sin saber que se trataba de una función de títeres y que representaban nada menos que Caperucita Roja. Entró, se acomodó en primera fila y al sentarse se le cayo una tabla de la silla de madera, alguien le dijo: -SHHHHH. Esto lo condiciono para toda la función y quedo ansioso de "levantar el puntaje". En un momento en que el lobo ya se había comido a la abuelita aparecía en un rincón del escenario el cazador diciendo: -chicos, chicos si ven el lobo me avisan así lo mato; en el otro rincón el lobo se asomaba burlándose y por lógica el cazador se daba vuelta y el lobo ya no estaba; a la tercera vez que quiso repetir la historia, el lobo se encontró con Jacinto que le pego tremendo golpe con la tablita de la silla en la cabeza y como los títeres eran de yeso, convirtió al lobo en una nube de polvo, logrando así que por única vez, caperucita tuviera un final distinto al conocido por todos.

Adrián Barrio.

martes, septiembre 12, 2006

Primeras Ordenanzas

Ordenanzas de un viejo intendente de la Maruja (La Pampa) ni bien asumió su cargo:

Ordenanza Nº1: "el que tenga perro que lo ate, el que no, no"...pase a archivo, publíquese.

Ordenanza Nº2 " se cumpla la reforma total del cementerio local, pues no es vida la que llevan los muertos en un lugar tan venido abajo" …pase a archivo, publíquese.

Muchas Gracias Silvio.

viernes, septiembre 08, 2006

La Pipa Asesina

Nos alegra mucho saber que contamos con la colaboración del Señor Adrián Barrio (De Parera La Pampa) aportando un excelente material. Aquí una nueva anécdota que nos envió. Muchas gracias Adrián.

Esta historia se contaba en mi familia como cierta, aunque despierte grandes dudas.
El protagonista fue mi bisabuelo Lorenzo Barrio, español y gran fumador de pipa. El acostumbraba llevar el tabaco de la misma suelto en el bolsillo derecho, de esos sacos de gabardina color entre grisáceo y celeste, que usaba mucho la gente de campo antiguamente.
En una ocasión su hijo Joaquín (gran aficionado a las armas) adquirió un rifle calibre 22 LR marca Diana, de un solo tiro. Cierto día decidieron salir con su padre para probarlo y de paso cazar alguna liebre, ya que en esa época se vendía el cuero de este animal a buen precio. Al salir Lorenzo coloco descuidadamente un puñado de balas sueltas en el mismo bolsillo en el que tenía el tabaco y… Sucedió lo inesperado; sintió ganas de fumar, sin mirar metió la pipa en el bolsillo, la llenó usando el dedo pulgar y no se dio cuenta que quedo un proyectil dentro de la pipa; la encendió, le dio una gran pitada y al bajarla se escucho la explosión y simultáneamente el grito desgarrador de Francisco, alcanzado por el proyectil, gracias a Dios, en un hombro.
El problema continuo porque al llegar al pueblo, el médico que lo atendió, al ver que era un disparo, dio parte a la policía que se llevo detenido a Francisco. Inmediatamente le tomaron declaración y al solicitarle la entrega de la "carabina" este se negó rotundamente, aduciendo ante la incredulidad de la policía que lo único que les entregaría era la pipa y esto, a alguien tan porfiado como el, era imposible discutírselo.
Así fue como comentan que durante años en la sección de armas incautadas de la policía de Gral. Pico se lucía entre revólveres, escopetas y facones, la inolvidable pipa del abuelo Francisco.

lunes, septiembre 04, 2006

Chanta cuatro


El protagonista de este hecho fue un Sr. de apellido Tarditti (del cual aun quedan parientes en la zona de caleufú , La Pampa). Muy conocido en su época por ser hombre de gran fuerza física y cada vez que tenia oportunidad, mostraba sus dotes de hombre fuerte, con total orgullo.
En la zona rural de La Elina se realizaban cada tanto unos días de festejos que empezaban los sábados con campeonatos de bochas, truco, chinchón, escoba y fútbol, culminando a la noche con un baile popular. Este Sr. Tarditti era un buen jugador de bochas a campo (de las que se juegan sin cancha, es decir sin importar como se encuentre el terreno) pero tenia una particularidad y es que cada vez que sacaba el bochín nunca lo tiraba a menos de ¡60 metros!. En esta ocasión, tras un excelente desempeño le tocó jugar la final del campeonato haciendo pareja con un amigo. El partido se desarrollo sin problemas, pero en un momento quedaron trece a trece y con el bochín a la distancia que solo el podía arrojarlo, se le presento la chance de una "chanta cuatro" que como el partido era a quince tantos le daba nada menos que el campeonato; la gente gritaba: -TIRALE TARDITTI, TIRALE QUE VOS PODES. Tarditti se escupió la mano, dio cuatro pasos, la bocha se desplazo por el aire... y... LA CAMBIO!!!. Su compañero corrió la gran distancia que los separaba, al verlo a los gritos tirado en el suelo, supuso que estaba festejando y se le lanzó encima para celebrar tremendo logro... Pero para desgracia los gritos de Tarditti no eran por su gran hazaña, si no porque se había desgarrado una paleta.

Muchas gracias Adrián (De Parera) por compartir esta anécdota.