Cosa de Pueblo

Gracias por visitar el blog! Intentamos desde aquí, realizar una modesta recopilación de anécdotas, relatos, historias de nuestros pueblos y sus incomparables personajes, que desde pequeños hasta hoy, seguimos oyendo y nos causan tanta gracia. Si querés participar con tu recuerdo, envia un mail a: materialdepueblo@yahoo.com.ar Nota: Pedimos disculpas si alguien se siente ofendido por los relatos y/o nombres vertidos en este blog, no es nuestra intención. Gracias por su comprensión.

miércoles, noviembre 29, 2006

¿Ñandú Ovejero?

Esta historia anda circulando por Parera en estos días y, la verdad, es difícil de creer si no fuera por la gran cantidad de gente que se ha tomado el trabajo de llegarse hasta el lugar donde se desarrolla esta ¿mentira?
El Sr. Abel Barrio, quien junto con su hijo Eduardo poseen un campo a aprox. 7 Km. de Parera tiene en ese lugar un animal de rarísimas costumbres. Se trata simplemente de un ñandú hembra la que sin mediar ningún tipo de enseñanza se hizo cargo del cuidado de una majada de ovejas. Cuentan sus dueños y los que se han llegado a ver, que este animal no se despega en todo el día de las ovejas a las que no deja ni siquiera "desparramarse" ya que se toma el trabajo de regresar al grupo a todas las que se dispersan con el andar lento y característico de estos "bichos”. Todos los días al atardecer las comienza a "arrear" hacia el corral en donde pasan la noche y una vez dentro de este se queda haciendo guardia en la tranquera de la que no se retira hasta que llegan los patrones a cerrar la misma. Cuentan que en época de parición, si detecta que alguna oveja que por tener su cría demasiado chica, no vuelve al corral -después de llevar las demás- regresa y le brinda compañía durante toda la noche.
Dicen algunos maliciosos por aquí que la tranquera en realidad no se cierra por que la "ñanduza" se comió la llave. Es mas dicen que todas las mañanas al largar las ovejas al campo las hace salir de a una y a todas les da un pequeño picotazo en el lomo ¿las estará contando?

Adrián.

sábado, noviembre 18, 2006

Más Chivos

Nos contaba hace tiempo el Sr. Héctor "Tito" Morra -en ese momento intendente de Parera- que en una oportunidad intentó comprarle una chiva de muy buena calidad a un tal Sr. Correa que era puestero en un campo de San Marcelo, pero este no solo le negó la venta sino que lo desorientó con siguiente argumento: -No Don Tito no se la puedo vender, ¡no sabe lo buena que es para cazar peludos!
Siguiendo en el tema y luego de arduas investigaciones nos enteramos de más historias e incluso de los orígenes de tan insólito animal. Dicha chiva fue criada por un hachero de la zona llamado Sandoval. El animal se había pasado la vida con los perros y como decíamos en una historia anterior, nunca nadie le informó lo contrario y ella ¡se creía perro! Dicen que cuando llegaba alguien a la choza de este Sr. salían los perros ladrando y junto con ellos la conocida chiva, eso si, nunca pudo ladrar y lo único que había " sacado" era un sonido cortito que sonaba como un mec, mec, mec, mec.

Adrián.

viernes, noviembre 17, 2006

Domesticar al chivo

Me cuenta el Sr. " Mono" Barrio de Parera, un gran amigo y gran mentidor de anécdotas (eso si, de su familia para no herir susceptibilidades) que hace unos cuantos años ya, sus abuelos y tíos habían criado -tal era la costumbre en muchos campos en esas épocas- un pequeño chivo "guacho". Estos animales así criados, generalmente por muerte a cusa de algún accidente de su madre, se amansaban de tal forma que entraban y salían de la casa como cualquier animal doméstico y algunos criados con los perros, llegaban a creer que eran perros y se daban cuenta que no era así recién cuando los ponían a la parrilla. El caso es que esta gente vivía en una casa baja de pequeñas ventanas, sin muchas diferencias con la mayoría de los casi ranchos de esa época y el chivo del que hablábamos era por decirlo de alguna forma, uno más de la familia. Un día la abuela estaba cocinando cuando sintió el clásico "tropel" de un sulky que llegaba y el alboroto de los perros que salían a recibirlo. Pero llevada por su curiosidad fue a asomarse a la ventana para ver quien llegaba y se encontró con el chivo que venía literalmente "planeando", ya que por el susto intentó entrar a la casa por el primer lugar que encontró abierto. Por desgracia ese lugar fue la ventana en el preciso momento en que se asomaba la abuela. En esos tiempos las llamadas cocinas "económicas" eran muchas veces alimentadas con marlos de maíz, los cuales se alojaban en un gran cajón colocados debajo de ellas, exactamente de uno de esos cajones tuvieron que rescatar a la abuela.

Adrián.

Una de bomberos

Esta historia ocurrió en los años 70', en Huinca Renancó se gestaba el primer cuartel de bomberos voluntarios de la zona, y como eran los únicos, no solo se hacían cargo de los siniestros de su localidad si no que acudían al llamado de los pueblos aledaños. Cierto día se recibió un alerta de la localidad de Parera pidiendo ayuda porque se quemaba la casa de un tal Rodríguez, el fuego se había propagado de tal manera que no se podía apagar con elementos domésticos por lo cual se necesitaba de un servicio profesional en el tema. Sin dudarlo el equipo inmediatamente se preparó. El grupo de bomberos estaba conformado por: El sargento Izaguirre (Padre), los cabos Izaguirre (hijo), Abate Daga y Martínez, la salida del cuartel fue rápida y en pocos minutos ya estaba la autobomba sobre la ruta en camino hacia la vecina localidad a unos 60 km. Todo venía en total normalidad pero sucedió lo inesperado, a la altura de Maisonnave -pueblo que también se conoce como Sinson- a unos 20 km. del destino, el motor del camión comenzó a recalentarse a tal punto que tuvieron que parar. El sargento rápidamente se bajó y levantó el capot encontrándose con la sorpresa de que el radiador no tenía una sola gota de agua, inmediatamente dio una orden dirigiéndose a su hijo: -Cabo Izaguirre, tome un balde y vaya al pueblo de Sinson a buscar un poco de agua. El cabo obedeció y salió corriendo con el balde, lo esperaba un trayecto de 2 km. aproximadamente, 4 km. ida y vuelta. Pero lo gracioso y paradójico fue que ninguno de los Bomberos se dio cuenta que en la cisterna de la autobomba llevaban mas de 10.000 litros de agua. Vaya uno a saber, con todo el tiempo que se tardó, como habrá quedado la casa de Rodríguez.

Nota: En el día de hoy (Sábado 18 de noviembre) nos acaban de confirmar que la casa era del Sr. Armando Rodríguez. El siniestro comenzó poco después que el dueño dejara su hogar para irse de vacaciones. Por desgracia la casa se quemó por completo.
Comentan también que después de esto y hasta el día de hoy en el pueblo de Parera cuando alguien se demora o llega a destiempo, se le dice lo siguiente: -Vos sos como los bomberos de Huinca.
Muchas gracias Adrián por estos datos.


Gerar.

martes, noviembre 14, 2006

¿Quién maneja?

Esta es otra de las casi creíbles historias de nuestro nunca bien alabado Mario Hernández.
Nos cuenta que en una oportunidad el y un amigo salieron a bordo de un ford “A” desde Pichi Huinca hacia La Maruja, un corto viaje de no mas de 10 Km. Era un invierno bastante duro y como el automóvil no ofrecía una gran protección contra el aire helado que se colaba por los múltiples agujeros, decidieron comprar una botella de ginebra para atenuar los rigores del camino. Al salir a la calle que costeaba la vía (todavía no se había construido la ruta asfaltada) se pusieron de acuerdo en tomar un pequeño trago cada uno en cada poste del telégrafo; lo cual si se piensa que dichos postes se encuentran aproximadamente a 40 metros uno de otro nos da una pista sobre el tiempo que pudo durar la botella de ginebra y el estado en que quedaron chofer y acompañante. Al llegar a la Maruja, debían cruzar un paso a nivel, pero dentro de la nebulosa en que se encontraban divisaron que este se encontraba bloqueado por un tren de carga, visto esto su amigo empezó a gritar: -¡¡¡frená Mario!!! ¡¡¡Frená que nos matamos!!! y Mario con su conocida parsimonia le contestó: frenar hay que frenar, pero el que viene manejando sos vos.

Adrián.

miércoles, noviembre 08, 2006

Nueva sección: Leyendas

Como verán en el blog, en la parte derecha debajo de archivos, hemos creado una nueva sección denominada Leyendas. Esta nace a partir de una iniciativa del Señor Adrián Barrio de Parera (Gran Colaborador de Cosa de Pueblo) que comentaba que poseía varias historias de su pueblo y quería compartirlas de alguna manera. Creamos un nuevo apartado ya que la sección principal continúa con la misma temática. Invitamos a todos a pasar por Leyendas, hoy ya posteamos la primera. Gracias nuevamente por visitarnos.

Gerar.

Se pasó de voltaje

Esta es una historia que dicen sucedió en un campo cercano a Cuchillo Co en la zona centro de la provincia de la Pampa y me fue contada por alguno de mis compañeros del sindicato de luz y fuerza como para demostrar que también se miente en otros lugares.
El protagonista de este hecho fue un viejo peón de una estancia muy grande ubicada entre cuchillo Co y General Acha. Por esa estancia pasa la línea que lleva energía desde la usina hidroeléctrica de "El Chocón" hasta las subestaciones de rebaje de Ezeiza en la provincia de Buenos Aires, estas líneas tienen un tensión de 500.000 (si quinientos mil) voltios siendo una de las principales en abastecer a la Capital Federal y el gran Buenos Aires. Este hombre al salir a hacer la recorrida diaria por la estancia acostumbraba a llevar sus boleadoras ya que era muy común el toparse con algunos ñandúes. Así fue que en una ocasión vio varios de ellos y sacando sus boleadoras los atropelló pensando en cenar esa noche una muy sabrosa "picana". El hombre iba a toda velocidad con su caballo y con las boleadoras girando "a mil" sobre su cabeza, pero en el momento de arrojarlas un quiebre inesperado del animal hizo que estas salieran hacia arriba y quiso el destino que quedaran enredadas en la línea de alta tensión. Esto no logró ni siquiera inmutar al gaucho acostumbrado a resolver todo tipo de problemas, analizó el tema por un momento dio media vuelta y se dirigió al casco de la estancia del que momentos mas tarde, regresó armado con una varilla de hierro de unos seis metros que había quedado de la ultima reparación de un molino. Lo que sigue a continuación son solo suposiciones. Aparentemente el hombre se habría subido al lomo del caballo para intentar el recupero de las boleadoras, esto solamente se supone ya que del montón de cenizas al que quedaron reducidos hombre y caballo solamente rescataron: una argolla de bronce del bozal, la pata del freno con algunos trozos de dientes del caballo, dos restos de estribos metálicos, una hebilla y algunas monedas pertenecientes a la rastra del paisano.

Adrián

jueves, noviembre 02, 2006

¡Que Fríos!

El señor Norberto Salvadori tiene en un establecimiento rural de la zona de San Marcelo una "bigornia" o yunque partido exactamente por la mitad (yo mismo tuve oportunidad de verla) y el asegura a quien lo quiera escuchar que el autor o autora de dicha rotura fue simplemente una gran helada. Yo no quiero imaginar como habrán quedado las gallinas que duermen afuera.


Hablando de grandes fríos, contaba el Sr. Lucho Gómez que hace varios años en unos de esos días en que la temperatura no pasa de cero grado ni al mediodía, se encontraba con unos amigos llevando una tropa cerca de Chamaicó. Cuando empezó a oscurecer el se adelantó de un galope hasta un lugar que supo ser un boliche y que tenía unos cercos de plantas que les permitiría dejar la hacienda y a ellos les daría algo de reparo para pasar la noche. Una vez llegado, juntó leña y se dispuso a calentar agua y preparar el asado –que cuenta, lo llevaba atado "a los tientos" es decir colgado del recado del caballo- pero se dio cuenta que no tenía una parrilla, sin embargo esto no lo preocupó ya que por su destreza y pericia en el tema se daría maña con algún elemento. Al recorrer la tapera encontró un trozo de hierro que pensó, le serviría perfecto de "ensartador" con el que atravesó los trozos de carne y los puso arriba de dos ladrillos sobre las brasas. Fue a desensillar y cuando volvió se encontró con que le faltaba el asado ¿Qué cosa rara sucedía? ¿Algún zorro o perro vagabundo? nada de eso, había confundido el hierro con una víbora congelada y claro, cuando le dio el calor se escapó llevándose el asado.

Adrián.