Cosa de Pueblo

Gracias por visitar el blog! Intentamos desde aquí, realizar una modesta recopilación de anécdotas, relatos, historias de nuestros pueblos y sus incomparables personajes, que desde pequeños hasta hoy, seguimos oyendo y nos causan tanta gracia. Si querés participar con tu recuerdo, envia un mail a: materialdepueblo@yahoo.com.ar Nota: Pedimos disculpas si alguien se siente ofendido por los relatos y/o nombres vertidos en este blog, no es nuestra intención. Gracias por su comprensión.

martes, noviembre 17, 2009

Al pasar en Huinca

Vecino vendiendo un auto.

"...El coche anda bien, lo único que tiene es que está un poquitito delicadito de papeles..."

Gerar.

domingo, noviembre 15, 2009

"Cliente dificil"

Contaba el tío León (Tío Cholo Gonzalez), el mas lindo de los González, historias sobre cuando jovencitos, el abuelo Joaquín los ponía a trabajar de dependientes en el Almacén de Ramos Generales, situado en la calle 25 de Mayo frente a la Farmacia Ballari. Cada uno de ellos, según edad y actitud, tenía su tarea dentro del establecimiento. El tío Gordo en el mostrador, el tío Luis en la jardinera con la que hacia el reparto, y el tío Cholo también en el mostrador, atendiendo a la vasta clientela, ya que se despachaba toda clase de mercancía en el negocio. Por esos años, imposible precisar, pero se supone que sería por 35´ aproximadamente, (por la edad de ellos, que recordaba Cholo, era de 15 o 16 años) los productos venían por tren y se vendían a granel, la gente compraba llevando sus propias bolsas o sus damajuanas en el caso del vino que, por ese entonces, llegaba en bordalesas que como se sabe son de 200 litros cada una. De ese modo, según el gusto, podía elegirse entre los vinos populares de esos tiempos (donde no habia demasiada variación); Tintos, blancos y claretes. En el caso del tinto, había dos versiones, uno era tinto común y otra la del "Barbera" variedad que era muy requerida por tratarse de un vino tinto mas espeso y fuerte.

Cierto dia llegó al almacén uno de los parroquianos que frecuentaba el lugar, con una damajuana para llevar su vino preferido. Estando en el lugar, el cliente escanciaba, esperando el despache de su mercancía, algún vasito de vino o algún "espirituoso" según conviniera a la época, sea invierno o verano. Los muchachos rápidamente, atendían el pedido bajo la mirada atenta de Don Joaquín, mientras se cumplía el trámite; había que bajar al sótano, que por cierto, era bien grande y oscuro. Se llenaba la damajuana y se entregaba al cliente, que en este caso resultaba un antiguo cliente de la casa. Ese día en particular (contaba Cholo), bajaron, llenaron la damajuana cumpliendo el pedido el que fué entregado rápidamente. Era constumbre entonces, que el cliente probara el vino de su damajuana. Cuando Don Destéfanis lo probó, consideró que era demasido "flojito" o suave y pidió que se cambiara el vino por otro mas fuerte, por esa razón, el abuelo Joaquin envió de nuevo a los muchachos a cumplir el recado ya que "el cliente siempre tiene razón" y estos, que eran muy pícaros cansados de los requerimientos de este señor quien siempre, se quejaba por la misma causa, decidieron hacer su propia mezcla: Hecharon un poco de tierra dentro de la damajuana, algunos restos de otros vinos almacenados (alguna que otra salivada) y llevaron la damajuana. Al probarlo el señor asombrado dijo: -¡¡¡Este si esta muy bueno!!!

La picardía había sido consumada; bajo la severa mirada de su padre quien el unico propósito que tenía, era atender muy bien la clientela.


Ana María.