Historias del abuelo Victorio
En Huinca Renancó, los hermanos Sixto desarrollaban su diaria tarea en el taller de Motos. Como siempre; mañana y tarde estaba concurrido por distintos visitantes, algunos por trabajo y otros por acercarse simplemente a un punto de convergencia, donde se tomaba mate, se charlaba y se comentaba acerca de los diarios aconteceres de la vida pueblerina.
Una de las presencias permanentes en el taller, era la del abuelo Victorio, que retirado ya de sus trabajos, estaba siempre cerca charlando y alternando con los concurrentes.
Una tórrida tarde de verano, cuando el calor apretaba fuerte, como a las 16:30 hs, apareció por el taller,una señorita con una bicicleta. La srita era muy hermosa y estaba vestida con unos shorts blancos propios para el uso en esos calurosos dias. ¡Qué decir sino que se acercaron todos solícitos a atender los requerimientos de la srita en cuestión! Hasta el abuelo Victorio, que siempre estaba alerta, por haber sido (y ser) un admirador de la belleza femenina.
Pues bien, la señorita, venia toda apenada pues luchando con las guadalosas calles y algunos enripiados, la goma trasera de la su bici, estaba pinchada.
Mientras los hermanos Sixto, afanosamente, trataban de solucionar el problema acuciante de la joven, Victorio ni lerdo ni perezoso, comenzó a tratar de intercambiar opiniones sobre el tiempo, el calor etc... (no quería quedar fuera de la atención de la srita.)
El tono de Victorio comenzó a subir cada vez mas alto, hasta que finalmente casi a los gritos, mientras Kico y Rudy por el costado, aguantaban la risa, acercándose y viendo la cara sorprendida de la joven, Rudy le explicó a Victorio: -"Papá, la señorita, no es sorda, simplemente, no te entiende, ella no habla español, habla italiano" ¡Por eso no te responde!
Ana María Sixto.
Una de las presencias permanentes en el taller, era la del abuelo Victorio, que retirado ya de sus trabajos, estaba siempre cerca charlando y alternando con los concurrentes.
Una tórrida tarde de verano, cuando el calor apretaba fuerte, como a las 16:30 hs, apareció por el taller,una señorita con una bicicleta. La srita era muy hermosa y estaba vestida con unos shorts blancos propios para el uso en esos calurosos dias. ¡Qué decir sino que se acercaron todos solícitos a atender los requerimientos de la srita en cuestión! Hasta el abuelo Victorio, que siempre estaba alerta, por haber sido (y ser) un admirador de la belleza femenina.
Pues bien, la señorita, venia toda apenada pues luchando con las guadalosas calles y algunos enripiados, la goma trasera de la su bici, estaba pinchada.
Mientras los hermanos Sixto, afanosamente, trataban de solucionar el problema acuciante de la joven, Victorio ni lerdo ni perezoso, comenzó a tratar de intercambiar opiniones sobre el tiempo, el calor etc... (no quería quedar fuera de la atención de la srita.)
El tono de Victorio comenzó a subir cada vez mas alto, hasta que finalmente casi a los gritos, mientras Kico y Rudy por el costado, aguantaban la risa, acercándose y viendo la cara sorprendida de la joven, Rudy le explicó a Victorio: -"Papá, la señorita, no es sorda, simplemente, no te entiende, ella no habla español, habla italiano" ¡Por eso no te responde!
Ana María Sixto.
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