Cosa de Pueblo

Gracias por visitar el blog! Intentamos desde aquí, realizar una modesta recopilación de anécdotas, relatos, historias de nuestros pueblos y sus incomparables personajes, que desde pequeños hasta hoy, seguimos oyendo y nos causan tanta gracia. Si querés participar con tu recuerdo, envia un mail a: materialdepueblo@yahoo.com.ar Nota: Pedimos disculpas si alguien se siente ofendido por los relatos y/o nombres vertidos en este blog, no es nuestra intención. Gracias por su comprensión.

miércoles, julio 04, 2007

Piñas y sopapos

Esto ocurrido mas que "Cosa de pueblo", diría yo, podría llamarse "Cosa de barrio".
Siempre se dice que la imaginación supera a la ficción; y tanto es así que la mayoría de nosotros hemos podido comprobar esto último, y darnos cuenta que cosa mas, cosa menos, la condición humana no varía demasiado en ninguna parte.
Lo que voy a contar sucedió hacen pocos días cerca de mi casa. Solo (para no herir sentimientos "vecinales") no diré nombres auténticos, sino que los cambiaré para que las personas no se ofendan.
Como todos han visto en cada barrio o en cada pueblo, hay mercaditos chinos, es decir, nosotros le llamamos chinos, pero muchos de ellos son o taiwaneses o dependiendo del rubro, japoneses. Pero la situación barrial impone que cada vecina haga sus compritas en los mercaditos "chinos", para ahorrar tiempo y también algunos pesos.
Estando en la cola para el pago de lo adquirido, la vecina Porota con su esposo Juan, esperaban pacientemente su turno. Era el fin del día y las caras de cada uno demostraba el cansancio por la rutina diaria... Al llegar el turno de esta pareja, Juan demoró en sacar de su bolsillo el pago en tickets, mientras que Porota introducía pacientemente la mercadería en bolsas, hecho que causó cierto malestar en los numerosos vecinos que estaban detrás. La señorita siguiente en la cola que iba acompañada de un robusto joven, resopló y se quejó pidiendo rapidez en el trámite, situación que la Señora denunció, que ella había esperado demasiado y que el resto debía tener su misma paciencia. La señorita y el joven cuchicheaban pero, la señora Porota, escuchó la peor de las sentencias : -"Vieja de m..." ¡¡¡¡Para que!!!, la señora ni lerda ni perezoza, se dió vuelta con presteza, y le acomodó un sonoro sopapo a la impertinente joven. El joven acompañante, al ver agredida a su Dulcinea, se armó de coraje y sin aviso, le dió un cross fulminante a Porota, dejandola "acostada". Los chinos, impávidos.
El esposo, seguía contando tickets, mientras que el resto de los vecinos, mas reales y asombrados e indignados, gritaban y pedían ¡Ambulancia! y otros ¡Policia! La pareja belicosa hechó a correr, los vecinos de la señora la auxiliaron y la acomodaron con velocidad en la ambulancia que la transportaría al Hospital Tornú, mientras que el indiferente y distraído esposo pregunta sospechosamente: -¿Qué ocurrió?, no ví nada. Tan distraido estaba...
Mientras tanto el chino, con su paciencia decía en español pero con acento chinesco: -"El que sigueeeee".

Ana María Sixto.

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