Cosa de Pueblo

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sábado, marzo 10, 2007

Rápidos en Parera

Hablando de rápidos para salir airosos, esto le sucedió a un practicante del viejo deporte de la trampa.
En una oportunidad este Sr. aprovechando una salida monentanea de su Sra. salió en la camioneta rumbo al campo no sin antes pasar a buscar una ''amiga'' -bastante mas joven que el- la cual lo solía consolar en las solitarias siestas rurales. Ya con la amiga en el vehículo al doblar una esquina, se encuentra sin ni siquiera pensarlo con su esposa que venia caminando, y muy rápido de reflejos paró y le dijo: -¡Subí vieja , subí! ¡La piba se descompuso y la estoy llevando al hospital , vamos que después te llevo a casa! Y se fue con su esposa, dejando a la amiga en la guardia del hospital.

Teníamos también por aquí a un señor, cuyo nombre no se divulga (lástima que en estos casos haya ''secreto de sumario''), aficionado a la antiquísima trampa con el personal doméstico que siempre vio facilitado su accionar por la credulidad total e incondicional de su esposa.
En una oportunidad habían contratado una mujer de los pagos de Nueva Galia, excelente empleada pero quizás un poco ''glotona para el amor''. Esta señorita vivía en la llamada habitación de huéspedes, al fondo de un largo pasillo en cuya otra punta estaba la habitación matrimonial, distancia que le daba seguridad al señor en cuestión, para hacer sus sigilosas visitas nocturnas luego de que su señora conciliara el sueño. Pero una noche hubo un imprevisto, su esposa se depertó sobresaltada y al no encontrar a su marido a su lado, salió al pasillo en momentos que su marido regresaba ya con el hecho consumado. Este a penas la vió, en una actitud digna del mejor actor, levantó sus brazos, entrecerró los ojos y empezó a murmurar incoherencias, la señora lo tomó de la mano, lo acompañó despacio a la pieza y cuando lo acostó, le dijo: -¡Papi! ¡35 años de casados y recién ahora me entero que sos sonámbulo!

Adrián.

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