Cosa de Pueblo

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domingo, junio 22, 2008

Chorros beodos

Don Farías cerró la carnicería a las 21 hs.; era Navidad y el también tenía que festejar. Apagó las luces y se marchó a la casa luego de asegurarse que todo estaba en orden. Pero los ladrones que nunca duermen ni descansan, habían observado que en el patio existía una puerta que podía abrirse con facilidad. De modo que entraron por ahí para poder, a su gusto, tomar algunos artículos para ellos también, celebrar Navidad. Así que con cuidado, fueron llenando dos grandes bolsas de arpillera (que llevaban con la idea de colocar de todo un poco) con todo lo que tenía la carnicería almacén. De esa forma, fueron a parar a la bolsa mortadelas, salamines, quesos varios, aceitunas y algunos cortes de costillas y carnecitas para el asador. Mientras cumplían con su "trabajo", iban refrescando la garganta y porque no celebrando por anticipado la Navidad con una heladita botella de Gancia que encontraron entre sidras y vinos. Cuando las bolsas estuvieron bien cargadas, varias botellas vacías quedaban en el local... Perooo, tenían que salir y sortear el obstáculo mas importante, el tapial que debían saltar para huir prontamente antes de ser descubiertos. El Gancia había hecho su efecto y resultaba difícil escalar lo que parecía una montaña. Arrojaron entonces las bolsas cargadas por encima del tapial, con la idea de treparse y cruzar ellos luego -"misión imposible"- al parecer, el estado físico no respondió y así, tuvieron que resignarse al "dormir la mona", al fresco, en el fondo del patio, hasta que pasara el efecto etílico.
Al llegar Don Farías la mañana siguiente al negocio, encontró todo revuelto y notando las faltas de las mercaderías, llamó de inmediato a la policía. Abrió la puerta que daba al patio, y vio que en el fondo del mismo contra el tapial estaban los dos dormilones, ya se había dado cuenta de la situación, y llegando la policía se llevó a los festejadores. (recogiendo también, del otro lado, las "pruebas del delito")
Cuando Don Farias fué a reclamar sus pertenencias a la comisaría, las pruebas se habían reducido, y alli quedaban alguna que otra sidra, y algunos paquetitos de garrapiñadas.

Ana María.

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