Cosa de Pueblo

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martes, mayo 20, 2008

Servicio de Pompas fúnebres

Cuando Don Savia; dueño de la empresa de pompas fúnebres de Huinca Renancó, tomó la decisión de retirarse debido a su avanzada edad, llamó a Kico Sixto, persona de su amistad y confianza, para ofrecerle el servicio de cocheria, ya que el ya estaba grande y pensaba en pasar sus años de retiro mas tranquilo.
Kico que por ese entonces estaba en el rubro de vendedor de automotores aceptó hacer de enlace del servicio, ya que el negocio también tenía un competidor a la hora de cumplir con tal diligencia.
Don Savia, por estar muchos años en Huinca Renancó, había cumplido con prolijidad su trabajo; la cochería tenía servicios completos, y de distinta categoría. Cajones de mayor o menos calidad, así como cruces, baldones, porta velas, algunos biombos para poner detrás del óbito, y un tarjetero con pié donde cada uno (conocido,amigo o pariente del difunto) dejara su firma para así dar a la conocer a la familia su estadía en el velorio.
Pero lo más importante del servicio era el transporte: Se trataba de un Kaiser Carabela, modelo 62, que ofrecía la forma de llevar el féretro de forma digna, amén de los lugares donde portar las coronas que se colocan en tal circunstancia. Como este servicio se utilizaba cada tanto (¡por suerte para los vecinos !), el coche se mantenía en perfectas condiciones, negro y lustroso,como así todos los bronces que brillaban pulcramente.
Kico comenzó entonces, la ardua tarea de ofrecer en venta el Servicio de Pompas fúnebres. Cosa complicada ya que en cada pueblo existía algún o, pero también enterado que, en algunas localidades del Oeste pampeano y el sur de San Luis, había algunos interesados, ya que, cuando se producía algún deceso, se llamaba rápidamente a los pueblos vecinos a ver quien se prestaba tal menester con respeto, y con la debida pompa que requería el difunto...
No pasó mucho tiempo. Un día apareció por Huinca Renancó,un señor de Unión, sur de San Luis, localidad muy pequeña y de escasos habitantes por entonces, que, enterado de la venta de este Servicio fundamental en localidades vecinas se apresuró a ver de que se trataba el asunto, para concretar el negocio. Como era hombre de campo, vestía como tal, bombachas, botas, camisa blanca, rastra con monedas, pañuelo negro al cuello, y un gran sombrero también negro que con respeto sostenía en su mano. Al fin, luego del trato, se cerró el negocio. se subieron todas las pertenencias en el coche fúnebre, cargándolo a tope. Viendo el hombre que el negocio daría sus buenos dividendos futuros (y con el axioma de;"No le deseo el mal a nadie, pero que no me falte trabajo"), se marcho mas que feliz de Huinca Renancó.
¿Que hizo el buen señor?-.-¡Pues nada mas y nada menos que, entrar a cada uno de los pueblos vecinos hasta llegar a destino ¡Dar una vuelta por las calles de los pueblos y así enterar a los vecinos que en Unión habría un nuevo rubro que atendería los casos pertinentes!, Marketinero el hombre y muy habilidoso...
De ese modo entró a Quetrequen, Simsom, Rancul, Nueva Galia... !Lugar definitivo del nuevo y seguro negocio!-

Ana María

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