La libreta de Patín

Quien no recuerda de chico, haber hecho algún mandado a la carnicería o la verdulería y que nuestros padres nos dieran para realizarlo una libretita, donde el vendedor te anotaba el costo de todo lo que comprabas en el lugar -no le dabas dinero solo esta libreta- funcionaba como una especie de tarjeta de crédito y que religiosamente quincenal o mensualmente era sometida a un resumen de lo anotado en ella, con el fin de pagarle el monto adeudado al comerciante de todo lo que se había adquirido; Quizás un tanto mas sofisticado que el popular “Fiado”.
En el interior (En algunos comercios) este sistema, que basa su buen funcionamiento en la confianza, sigue en vigencia. No es la excepción en el boliche de “Patín” Merlo y su hermano, denominado “Bar La Esquina” en el pueblo de Parera (La Pampa) ellos también utilizan esta modalidad de compra venta, pero un tanto mas compleja. El comprador se queda unas cuantas horas en el lugar y repite la transacción varias veces, o sea, se toma varios tragos, que van desde los aperitivos hasta las bebidas “Espirituosas”, es aquí donde el sistema cumple un rol importante, contabilizando lo que se toma en cada mesa o lo que se toma cada cliente del lugar. La información acumulada al final de la jornada es vital para poder cobrar lo que se ha consumido.
Cierto día, no se sabe bien, si fue el propio dueño del boliche o/u algún señor pasado de copas, en una acción desafortunada, derramó un vaso de vino sobre la popular libretita, los datos allí escritos se empezaron a borronear al instante, las hojas comenzaron a pegarse, lo único que se mantenía intacto era el espiral; Patín alzó con sus manos lo que quedaba de ella, levanto la vista, miró a sus clientes y exclamó: -Muchachos hoy no les voy a poder cobrar, se me cayo el sistema.
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